Duncan Jones, el hijo de David Bowie, tuvo un my afortunado debut en el largometraje con Moon, excelente relato futurista cuya principal virtud era una premisa que le sacaba el mayor partido posible a un presupuesto limitado, además de darle a Sam Rockwell la oportunidad de lucirse en un papel múltiple. El subtexto de Moon eran la voracidad de las corporaciones y el sacrificio del individuo en aras del bien común, temas que el cine de ciencia ficción ha tocado en repetidas ocasiones aunque no siempre con la misma inteligencia. Para hacer Source Code Duncan Jones tuvo un presupuesto mucho más holgado y por consiguiente debió hacer una serie de concesiones a la taquilla, empezando por el guión de Ben Ripley.
Ripley sólo tenía en su haber un par de secuelas de la serie Species y una película para televisión, The Watch, descrita como un “thriller paranormal”. La falta de experiencia del guionista le impide desarrollar a fondo las buenas ideas que contiene Source Code, da la impresión que a Ripley le faltó la confianza para llevar la historia por terrenos inéditos. Cada vez que se le presenta la oportunidad por hacer algo nuevo con el relato el escritor prefiere ampararse en los tópicos del thriller hollywoodense. El contraste entre la secuencia inicial de Moon y Source Code es ilustrativo. Moon abría con un falso infomercial de Lunar Industries, la empresa para la que trabajaba el personaje de Sam Rockwell, con lo que en pocos minutos el público se enteraba de los antecedentes del relato a la vez que sospechaba que detrás de esa campaña publicitaria debía haber algo siniestro. Source Code, en cambio, abre con genéricas tomas aéreas de Chicago, hasta que la cámara se enfoca en un tren que arriba a la ciudad y de ahí pasamos a uno de los pasajeros, quien será el protagonista.
Pese a no contar con un guión demasiado inspirado Source Code funciona bastante bien durante la primera hora gracias a la pericia con la que el director va presentando la información en pantalla. Jake Gyllenhaal también hace lo suyo, reaccionando con una muy comprensible confusión cuando se encuentra de improviso en un tren cuando su último recuerdo era como piloto de un helicóptero de combate en Afganistán. Gyllenhaal interpeta al capitán Colter Stevens, quien no acierta a comprender cómo llegó a Chicago, por qué la chica que está sentada frente a él le habla como si fueran amigos y, sobre todo, por qué cuando se mira al espejo aparece el rostro de Sean Fentress, un maestro de historia. Antes de que Stevens pueda calmarse una bomba oculta en el tren estalla, matándolo a él y a todos los pasajeros. Cuando el protagonista recupera el sentido se da cuenta que está en una especie de cápsula que contiene varios monitores, uno de los cuales muestra a una mujer uniformada que le recuerda a Stevens que su misión es identificar al autor del atentado.
A partir de ahí la película va subiendo de nivel hasta culminar en la escena donde el protagonista finalmente entiende que su experiencia a bordo del tren es algo más que una simulación. Es aquí donde Duncan Jones está más cerca de repetir lo que hizo con Moon, cuando el héroe se rebela contra los administradores, llegando incluso a cuestionar su propia identidad. El guión llega al borde de un vacío existencial pero se niega a saltar, las posibilidades de repetir los alcances alucinógenos de 2001 o la paranoia de A Scanner Darkly quedan canceladas y Source Code regresa dócilmente a la fórmula del thriller futurista, al estilo de Minority Report o Total Recall. Cuando se menciona que Stevens tiene un plazo de seis horas para identificar al terrorista antes de que éste haga explotar una bomba con material radioactivo estamos de vuelta en los dominios de los héroes de acción de Hollywood, con Jake Gyllenhaal sometiendo a los bribones a punta de pistola.
No hay ninguna duda que Stevens logrará evitar la muerte de millones de personas y a falta de suspenso uno puede entretenerse tomando nota de las inconsistencias del guión. Nunca se explica, por ejemplo, cómo es que las autoridades descubrieron la existencia de la segunda bomba, mucho menos por qué el terrorista decidió esperar seis horas para actuar de nuevo. Ahí tenemos el ejemplo de los atentados del 11 de septiembre de 2001, donde los secuestradores atacaron tres edificios diferentes en menos de una hora, antes de que el gobierno de Estados Unidos pudiera reaccionar. También se supone que Stevens está reviviendo los últimos ocho minutos de vida de Sean Fentress, el maestro de historia que fue una de las víctimas del atentado, pero en ese caso, ¿cómo puede el protagonista ir más allá de los recuerdos de su anfitrión, por llamarle de algún modo? En un par de ocasiones Stevens se baja del tren para seguir de cerca a pasajeros sospechosos, algo que sólo sería posible si Fentress hubiera hecho lo mismo antes de morir.
Debo admitir que el guión de Ben Ripley incluye una explicación, nebulosa pero explicación al fin, sobre la capacidad que tiene Stevens de explorar lugares en los que Fentress nunca estuvo. Para esto Ripley se agarra de una hipótesis derivada de la física cuántica que le sirve también para elaborar un desenlace optimista para complacer a los productores. Algo que también obedece a las exigencias comerciales de Source Code es la subtrama romántica, que no viene al caso pero se incluye para tratar de atraer al público femenino. Por eso además de capturar terroristas el capitán Colter Stevens tiene la misión de enamorarse perdidamente de Christina Warren, que es la chica con la que Sean Fentress conversaba cuando explotó la bomba.
El protagonista de Source Code, igual que Matt Damon en Los agentes del destino, decide que una desconocida es la mujer de su vida en el mismo lapso que ustedes se tardaron en leer esta reseña. Por muy mona que sea Michelle Monaghan creo que Stevens debería conocerla mejor antes emboletarse, ¿quién le asegura que la tal Christina no es como la bicicleta del pueblo, porque todos la han pedaleado? ¿Cómo sabe que no es caprichosa o posesiva? ¿Y si le apestan los pies? Este es el tipo de preguntas que uno se hace a medida que la película cae en lugares comunes. De todos modos Source Code vale la pena por las aportaciones de Duncan Jones, ahora sólo hay que esperar que tenga mejores guiones en lo sucesivo.
Trailer de 8 minutos antes de morir (Source Code):
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